Comunicarse nos hace seres sociales, pero eso no quiere decir que somos sociables. Esto puede verse evidenciado si te das cuenta que tu vida social no termina de estabilizarse. Quizás estás utilizando tácticas inadecuadas y en este artículo te explicaré cuáles son…
Sí. Quizás estás haciendo algo que no termina de convencer a los demás.
Pero, ¿qué puede ser?
Son muchos los factores externos que intervienen en el proceso de comunicación, mas depende de ti hacer que una conversación o relación sea agradable.
Sin quererlo, a veces decimos o hacemos cosas que en lugar de sumar, restan. Y con el tiempo, no entendemos por qué las personas se alejan.
En la transición de la adolescencia a la adultez, también y desde el momento que dejas de ser estudiante para convertirte en profesional, los protocolos que conocemos, aunque no lo queramos (y tan siquiera notemos que es así), cambian para siempre.
En estos momentos puede que creas que no te importa lo que los otros piensen de ti, pero si quieres vivir en esta sociedad, tendrás las siguientes ventajas si te propones ser más sociable:
- Apoyo incondicional de personas que genuinamente se preocupan por ti.
- Que te recomienden para el trabajo de tus sueños.
- Encontrar un equilibrio entre tu vida social y el placer de estar solo en casa.
- Hacer un grupo de amigos con quienes viajar y festejar.
- Un aumento en las posibilidades de hallar el amor de tu vida.
Hábitos comunicacionales que debes dejar en el pasado
Hábitos comunicacionales que debes desechar para recuperar tu vida social y que las oportunidades vuelvan a aparecer en tu vida.

Una observadora manera de saludar
La persona que te mira de arriba a abajo antes de estrechar tu mano o cada vez que te la encuentras en la calle, es alguien solitario aunque diga lo contrario. Si haces esto, quiero que sepas que es un mal hábito comunicacional, pues da a entender que te importan mucho las apariencias.
En su lugar, acostúmbrate a mirar a la gente a los ojos cuando las saludas; no importa qué ropa esté usando o cuál sea el estado de su peinado. Todos tenemos buenos y malos días y el estatus económico de las personas no debería ser reprochable.
Secretear
Aunque parece una evidente falta de respeto, muchas personas inconscientemente o no tienden a susurrar delante de otras. Si crees que la gente no se da cuenta y tienes la «gran habilidad de ocultarlo», pues no… todos notan los secreteos, pero tienen la suficiente madurez como para ignorarlos y sacarte de la lista de contactos frecuentes.
Tocar
Un apretón de manos, una palmada en el hombro ocasional por menos de tres segundos es suficiente. Como mujer te puedo decir que siempre evito a la «gente tocona», y no importa si se trata de un hombre o de otra mujer. Es por ello que debemos evitar invadir el espacio personal de los demás, incluso si llevan muchos años conociéndose.
Presumir demasiado
Las personas modestas son las que logran más cosas en la vida. Cuando era más chama, lidié mucho con mi propia soberbia y sé que eso puede hacer daño a otros. La gente que te quieren sabrán valorar tus logros, pero no debes recordárselos cada dos minutos. Lo mismo para aquellos con los que solo te encuentras de vez en cuando.
Desconocer los momentos apropiados
Si no tienes nada bueno que decir, entonces no digas nada. Claro que hemos escuchado esto muchas veces, pero cuando se trata de nuestros hábitos comunicacionales, resulta además de que es mejor pecar por callado que por imprudente, hay que identificar los momentos para relajarse y decir tonterías y aquellos en los que ser políticamente correcto.
Identificar esos momentos será más fácil si evalúas el nivel la confianza que tienes con las personas que te rodean, si sabes cuáles son los temas susceptibles que los afectan y si ves que existen un patrón de conducta de las otras personas en ese mismo lugar.
Pro tip: Palabras y frases pesadas
Y por último, para bajar a un nivel aceptable mi casi indetenible poder de reencarnar al doctor Sheldon Cooper sé las frases y palabras que ni loca digo y mucho menos en estas circunstancias:
- «Cálmate», a alguien en un momento de estrés.
- «Estás más gordita», a una mujer.
- «Pero si tú me dijiste que…» o «eso no fue lo que me dijiste», a alguien que claramente cambió de opinión o quiere cuidar las apariencias en público.
- «Te vi el otro día haciendo…», a una persona que está presencia de alguien con quien podría verse comprometido negativamente.
- «Estás loco/loca», a cualquiera. No se le dice a nadie nunca en la vida.
Si deseas tener un estilo de vida más productivo y sin conflictos, sigue leyendo esta sección de Nerd Universitaria. Quiero inspirarte a que te conviertas en la mejor versión de ti. Para ellos puedes seguir el blog en sus redes sociales.
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